lunes, 24 de agosto de 2009

Membranófonos


Se llama membranófono al instrumento musical cuya vibración se produce en una membrana tensa (también llamada parche) hecha de piel o sintética. Pueden tener dos membranas tensas como en el caso de algunos instrumentos cilíndricos, que tienen un parche en cada extremo. En la mayoría de los casos las membranas se percuten con la mano, con baquetas (palillos de madera), con escobillas metálicas, o con escobillas de distintos tamaños y formas.

Huehuetl

El huehuetl es un tambor vertical, se hacía con el material del tronco ahuecado de un árbol con tallas de carácter simbólico. La parte superior se recubría de pieles de jaguar, venado o algunos reptiles (en la actualidad se utiliza piel de asno) y se tocaba con la palma de las manos (actualmente hay quien utiliza baquetas forradas de lana o piel) y con los dedos, de tal forma que se lograran producir tres sonidos afinados y múltiples efectos. La base se sostenía por tres o cuatro patas, que representaban los rayos del sol. El huehuetl es el instrumento del danzante pues es el que marca el ritmo de sus pasos, mientras baila. Dentro del círculo de danza, representa al sol y su sonido la voz de la madre tierra. Existían también al menos dos formas de tamaño superior, una de las cuales era denominada como panhuehuetl; esto es, huehuetl grande, que se utilizaba en las danzas. Y todavía mayor era la versión conocida bajo el nombre de tlapanhuehuetl. Era este un gran tambor de guerra, que se hacía sonar a distancia para transmitir señales de índole militar. Entre otros instrumentos membranofonos está el Atlatl que consistía en un pequeño tambor ceremonial.






Estas son algunas palabras de Mendieta al referirse al huehuetl: Los atabales eran dos, el uno alto y redondo, más grueso que un hombre, de cinco palmos en alto, de muy buena madera, hueco de dentro y bien labrado por de fuera y pintado; en la boca poníanle su cuero de venado curtido y bien estirado, desde el borde hasta el medio: hace su diapente y táñenle por sus puntos y tonos que suben y bajan, concertando y entonando el atabal con los cantores.

De igual manera hay palabras sobre el último instrumento membranofono nombrado anteriormente (Atlatl) como lo hace Acosta: Y en estas indias, en especial en la provincia de Quito, arrastran los indios unos tambores largos, de tres a cuatro varas, forradas de cuero con aletas, que pulsados con la mano, se oyen dos o tres leguas y causan asombro.

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